Revista Veritas Et Scientia - Perú
Vol. 14. N° 1
Enero – Junio de 2025
ISSN Edición Online: 2617-0639
https://doi.org/10.47796/ves.v14i1.1217
ARTÍCULO ORIGINAL
Dinámicas comerciales transfronterizas y movilidad migratoria en el extremo sur-peruano: una revisión de literatura sobre redes sociales e identidades, 1990-2020
Cross-Border
Commercial Dynamics and Migratory Mobility in Far Southern Peru: A Literature
Review on Social Networks and Identities, 1990-2020
Josue Daniel Villarroel Vargas[1]
Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann
https://orcid.org/0009-0007-0166-5265
Recibido: 16/05/2025
Aceptado: 16/06/2025
Publicado On-line: 30/06/2025
Resumen
La migración en el sur peruano está determinada por un contexto socioeconómico transfronterizo que implica tanto a Perú como a Chile y Bolivia. Esta investigación analiza la literatura académica sobre cómo las poblaciones del sur peruano y extranjeras participan en dinámicas migratorias y comerciales dentro de regiones caracterizadas por su condición fronteriza. Se realizó una revisión analítica de literatura académica publicada entre 2011-2023 sobre procesos migratorios ocurridos entre 1990-2020, utilizando plataformas como Google Académico y Scielo. El análisis se estructuró en tres ejes temáticos: configuración de redes migratorias transfronterizas, articulación entre actividades comerciales y movilidad poblacional, y procesos de construcción identitaria de diferentes grupos migrantes. Los resultados evidencian que la actividad comercial transfronteriza constituye un factor histórico persistente desde la época colonial, reconfigurado tras la Guerra del Pacífico y transformado por las migraciones andinas desde mediados del siglo XX y venezolanas en el XXI. Estas dinámicas han generado transformaciones significativas en la estructura comercial, demográfica e identitaria en ciudades como Tacna y Arica, consolidando un espacio transfronterizo donde las prácticas comerciales trascienden los límites geopolíticos y articulan complejas redes sociales.
Palabras Clave: migración, sur peruano, Tacna, Arica, comercio.
Abstract
Migration in southern Peru is determined by a cross-border socioeconomic context that involves Peru, Chile, and Bolivia. This research analyzes academic literature on how southern Peruvian and foreign populations participate in migratory and commercial dynamics within regions characterized by their border condition. An analytical review of academic literature published between 2011-2023 on migratory processes occurring between 1990-2020 was conducted using platforms such as Google Scholar and Scielo. The analysis was structured around three thematic axes: configuration of cross-border migratory networks, articulation between commercial activities and population mobility, and identity construction processes of different migrant groups. The results show that cross-border commercial activity constitutes a persistent historical factor since colonial times, reconfigured after the War of the Pacific and transformed by Andean migrations since the mid-20th century and Venezuelan migrations in the 21st century. These dynamics have generated significant transformations in the commercial, demographic, and identity structure in cities such as Tacna and Arica, consolidating a cross-border space where commercial practices transcend geopolitical boundaries and articulate complex social networks.
Keywords: migration, southern Peru, Tacna, Arica, trade.
INTRODUCCIÓN
La migración es una característica ubicua en las sociedades a lo largo de la historia. La época lítica se caracteriza principalmente por un movimiento migratorio basado en una economía depredadora, es decir, nómada. Incluso en aldeas y sociedades más sedentarias, la migración por causas bélicas, escasez o debido a la lucha por el poder estuvo presente. Revilla (2024) refiere que existen tres factores comunes por los cuales se genera la migración, en primer lugar, se encuentran los factores macro que se relacionan con la estructura como las crisis económicas o políticas. En segundo lugar, están los factores meso que son una amalgama entre las decisiones personales y las redes de comunicación o “vínculos diaspóricos” (Revilla, 2024). Por último, los factores micro que se caracterizan por aspectos religiosos, actitudinales, educativos, etc. Las consecuencias de las migraciones, por otro lado, influyen mucho y crean nuevas estructuras económicas y dinámicas sociales. En el caso específico del sur peruano, es inviable entender la realidad socio-económica de Tacna sin analizar los procesos migratorios ni relacionarlos con la peculiaridad de que la ciudad se encuentra en un espacio geográfico donde su economía y sociedad están estrechamente influenciadas por ser una zona fronteriza. (Berganza & Cerna, 2011).
La prosperidad alcanzada debido a su ubicación en la ruta terrestre hacia la mina de Potosí y el puerto de Arica iniciada en la época virreinal poco a poco se fue diluyendo, en primer lugar, por la apertura de puertos en Buenos Aires y Montevideo, finalmente tras el desastre en la Guerra de Pacífico. Este suceso será muy importante para la identidad tacneña, pues tal como menciona Ponce (2018), la población residente en Tacna a fines del siglo XIX poseía una identidad en común que fue delimitada por la Guerra, el posterior periodo de chilenización, las campañas criollas de independencia con Zela y la relativa dominación de la migración italiana e inglesa en el comercio tacneño. Este sentido de pertenencia e identidad crea una historia en común que será fundamental, pues las migraciones siguientes tendrán que afianzar su identidad frente a la marginación y la exclusión de la población que no las perciben como iguales.
La apertura del comercio regional en el eje Tacna-Arica se puede rastrear tras las reformas borbónicas del siglo XVIII que abrió al mundo el comercio regional del sur peruano. El mercado regional acaparado por la arriería y pequeños mercaderes sufrirá un cambio gradual tras el ingreso de diversas casas comerciales británicas a la región a inicios del siglo XIX, que según Rosenblitt (2018) cada una de estas actúa mediante estrategias individuales, es por eso que las razones de su arribo a la región se deben a motivos inopinados, específicos y circunstanciales, muchas de estas actuaban en calidad de agentes de firmas extranjeras asentadas en el puerto de Valparaíso (Rosenblitt, 2010), puerto que se relacionó directamente con el eje Tacna-Arica, pues de aquí se traía la manufactura importada que era pagada con la exportación de materia prima. La estrategia seguida por diversos mercaderes fue la de insertarse poco a poco a la exportación de materia prima a partir del relativo éxito como distribuidor de manufacturas, aunque otras casas comerciales se aventuraron a las operaciones financieras como la casa Hainsworth y Compañía. Si bien es cierto que el crecimiento comercial alcanzado dentro del eje Tacna-Arica a inicios de la República es bastante relativo y responde al aprovechamiento y adaptación de prácticas comerciales que se realizaron desde la época colonial en la región, podemos hallar ciertas causas inmediatas en políticas fiscales peruanas que estimularon y facilitaron el comercio con el destino habitual de la manufactura llegada a Tacna convertido en un nuevo país, Bolivia, los bajos aranceles y las inversiones públicas como la construcción del ferrocarril Tacna-Arica y el mejoramiento del puerto ariqueño permitió cierta autonomía en la economía de la región, pues facilitó las prácticas comerciales. Esto generó que poco a poco Tacna se vaya distanciando de ciudades vecinas como Moquegua que tuvo un auge exportador de vino y aguardiente en la época colonial donde el comercio regional estaba sometido “a un régimen político e institucional superior e inaccesible” (Rosenblitt. 2010)
La ejecución de la Ley de Tacna (Ley 10459), iniciada en el gobierno de Manuel A. Odría (1948-1956), produce un desarrollo urbanístico modernizando la ciudad, atrayendo nuevamente la confianza de capital extranjero, así también como la llegada de la Southern Peru Copper Corporation para la extracción de cobre en los yacimientos de Toquepala, siendo este el contexto de la primera ola de migrantes andinos. El grueso de esta población que se insertaba en la ciudad se albergó en poblados como Leoncio Prado, La Esperanza o Natividad, y más adelante, por medio de la invasión, fueron pobladas las zonas actualmente conocidas como Alto de la Alianza (1984), Ciudad Nueva (1992) y Gregorio Albarracín (2001), lazos familiares, compadrazgo y padrinazgo o por la pertenencia a una misma comunidad influenciaron lo que se denomina segunda ola migratoria, donde las prácticas laborales se inclinaron más al comercio y al transporte debido a la creación de la zona franca en Iquique (1975) y el comercio informal en fronteras, es decir, el contrabando. (Pastor, 2018). Por otro lado, la crisis humanitaria, política y económica que atravesaba Venezuela desde el año 2014 hasta su intensificación en 2017, motivó a un movimiento a gran escala de población venezolana que se transformaba en migrante. Fue así que Perú se convierte en el segundo país con más migrantes venezolanos que en su mayoría ingresaban por la frontera con Ecuador. Esta situación generó una serie de medidas políticas y migratorias por parte del estado peruano como la creación del Permiso Temporal de Permanencia (PTP) que otorgaba legalidad, acceso a espacios laborales y una posterior residencia permanente, sin embargo, a partir del 2019, las solicitudes y nuevas oleadas migratorias exigieron mayor rigurosidad para el ingreso de migrantes al país, quienes ahora requerían un pasaporte o visa humanitaria que tiene un trámite más largo y centralizado, perjudicando a migrantes que se dirigían a Chile, esto sumado a políticas migratorias más restrictivas de ingreso hacia este país convirtieron a Tacna en la décima región con mayor cantidad de migrantes venezolanos en Perú. Generando una percepción negativa dentro del migrante debido a su precaria, si no también inoportuna, forma de vivir en los alrededores del Consulado Chileno en Tacna, parques o en la calle directamente. Esta imposición de prejuicios y estereotipos unido con la condición de migrante generan un rechazo frente a esta población que, por lo general, no accede a trabajos formales dentro de la ciudad, sea por poco pago salarial, por su condición irregular en el país o por discriminación, de este modo, muchos buscan trabajos no calificados, comercio ambulante o emprendimientos, resaltando que existen, aunque pocos, migrantes venezolanos que al poseer cierta estabilidad económica gracias al PTP empiezan a formar redes intrafamiliares de migración.
Las últimas migraciones en el sur peruano se caracterizan por una fuerte carga discriminatoria social, política y cultural. Es la misma exclusión de estas nuevas migraciones a la historia oficial tacneña la que ha generado diversas situaciones de marginación de la población migrante a la sociedad, sin embargo, como se apreciará más adelante, será relevante comprender su situación y accionar migrante debido a que serán estas nuevas olas migratorias quienes transformarán la realidad comercial fronteriza tanto en el sur peruano como en el norte chileno, reconfigurando también las actividades socio-económicas y la demografía de las ciudades que forman parte de un circuito comercial arraigado a la época colonial y que se mantiene hasta la actualidad. Según los censos realizados por el INEI en los años 1981 y 1993, Tacna tuvo un incremento de población de 98 000 a 174 000 personas (INEI, 1993), es decir un ritmo de crecimiento del 4,9 % que supera a ciudades como Arequipa y Cusco, mientras que para el año 2007 hay una población de 248 000 habitantes en la provincia de Tacna, de los cuales el 36 % es migrante, siendo que de este grupo el 61, 1 % es de Puno, seguido de Arequipa (10 %) y Moquegua (5,4 %) (INEI, 2017). Para el último censo existe un total de 296 788 habitantes en poblados urbanos de Tacna, de los cuales el 36 % nuevamente es migrante en la ciudad habiendo un incremento de 15 000 migrantes. (INEI, 2017). Mientras que para el caso venezolano se estima que en el 2019 hubo alrededor de 800 mil migrantes venezolanos en Perú (Chavez, 2020), existiendo un mayor porcentaje de hombres que de mujeres. La Oficina Defensorial Tacna muestra que para este mismo año hubieron 4000 migrantes en la ciudad de quienes la Organización Internacional de Migraciones pudo rescatar un informe a partir de entrevistas, en donde se evidencia que muchos de los grupos migrantes son familias enteras o personas en solitario de las cuales un 39 % afirma haber enfrentado situaciones de discriminación en el trascurso de su viaje (OIM, 2019).
La discusión académica acerca de la importancia de la migración en Tacna fue bastante limitada en algunos sentidos, específicamente en los ejes temáticos, es decir, solo se aborda la cuestión migratoria desde aspectos políticos-económicos, estructurales, habiendo pocos enfoques relacionados a la identidad, lo que genera una repetición en la información, el mismo uso de fuentes y de autores, mientras que para abordar flujos migratorios como la venezolana se presentó una reducida cantidad de fuentes y material de análisis. Sin embargo, la información encontrada fue interpretada bajo un análisis cualitativo y comparativo de la literatura acerca del tema, donde se busca y descubre patrones que forman y encadenan información de forma secuencial para tener una comprensión más amplia del proceso social al cual se toma en cuenta. Por un lado, se encuentra la comprensión teórica asociada a la migración y a sus características presentes en una realidad transfronteriza en donde más que flujos humanos, también se realizan flujos culturales y se construyen redes migratorias, es decir, migraciones consecutivas relacionadas a lazos familiares o de parentesco que son impulsadas por la alta oferta de trabajo presente en las ciudades fronterizas con un pasado comercial que sobreestima la reconfiguración geográfica de finales del siglo XIX, es por eso que a partir de las prácticas comerciales se puede explicar las redes migratorias, cómo se construyen y desarrollan. Por otro lado, diversos fenómenos se comprenden a partir de las migraciones del siglo XX y XXI como la inserción del migrante venezolano a prácticas comerciales transfronterizas y su marginalidad, el incremento del poder político aymara en la ciudad, las diversas actividades económicas a las cuales están inmersas en su mayoría y, en consecuencia, el desarrollo de sus prácticas culturales, que según Pastor (2018) es la mantención y desarrollo de las prácticas culturales andinas lo que hace que esta población migrante genere su identidad y comunidad.
Esta revisión de literatura busca responder las siguientes preguntas:
● ¿Cómo se configuran y articulan las redes migratorias transfronterizas en el sur peruano?
● ¿Qué procesos de construcción identitaria desarrollan los diferentes grupos migrantes en el contexto fronterizo?
● ¿De qué manera las actividades comerciales y oportunidades económicas regionales influyen en las dinámicas migratorias?
El objetivo principal es realizar una revisión de literatura sobre las dinámicas migratorias en el sur peruano desde una perspectiva transfronteriza, analizando la articulación entre actividades comerciales, redes sociales e identidades culturales de los diferentes grupos migrantes en la frontera Perú-Chile durante el periodo 1990-2020.
METODOLOGÍA
Estrategia de búsqueda
La presente investigación constituye una revisión analítica de literatura académica enfocada en las dinámicas migratorias transfronterizas del sur peruano. Se utilizaron las siguientes bases de datos: Google Scholar y Scielo. Las búsquedas se realizaron utilizando las siguientes palabras clave en español e inglés: [migración] / [migration], [sur peruano] / [Southern Peru], [Tacna] / [Tacna], [Arica] / [Arica] y [comercio] / [trade]
Este proceso identificó 186 publicaciones académicas (177 en Google Scholar y 9 en Scielo) que fueron sometidas a filtros de inclusión y exclusión.
Criterios de selección
Se aplicaron los siguientes criterios de inclusión:
● Período: Publicaciones entre 2011-2023.
● Tipo de publicaciones: Artículos en revistas académicas indexadas y de repositorios universitarios.
● Alcance geográfico: América Latina y estudios comparados relevantes.
● Enfoque temático: Estudios relacionados directamente con las preguntas de investigación.
● Idioma: español e inglés.
Se aplicaron los siguientes criterios de exclusión:
● Publicaciones no académicas.
● Artículos de opinión.
● Estudios fuera del período temporal establecido.
● Fuentes primarias como periódicos y/o revistas de la época.
Proceso de análisis
El análisis de la literatura seleccionada siguió el siguiente proceso:
● Identificación de ejes temáticos recurrentes vinculados a las dinámicas comerciales transfronterizas
● Análisis comparativo de los diferentes flujos migratorios (andinos y venezolanos)
● Categorización de las prácticas transfronterizas y su impacto en la configuración de redes sociales
● Síntesis de los procesos de construcción identitaria y adaptación social de los grupos migrantes
El motivo principal de la exclusión de fuentes primarias como periódicos y/o revistas de la época estudiada recae en el mismo propósito del artículo de realizar una revisión sistemática de la literatura científica de los últimos 15 años. Arrunátegui (2010) concibe a la información periodística como una práctica discursiva y social que “construye representaciones de la realidad a las que subyacen relaciones de poder”, esto quiere decir que el periodismo tiene una carga ideológica definida que se relaciona con los intereses políticos del grupo o el periodista en cuestión. Esta carga política se traduce en un racismo simbólico que Arévalo (2014) lo entiende como una violencia cultural que evidencia e intensifica estereotipos y prejuicios que a la par fortalecen el discurso nacionalista de identidad en el caso de la prensa de Perú y Chile. Este racismo simbólico, menciona Soto et al (2019), es propio de un sistema social con desigualdades étnicas. Es por esta razón que los discursos periodísticos no se analizan de acuerdo a la categoría de objeto, sino como “fragmentos de una acción social”, pues se interesan más en el acontecimiento inmediato que en una explicación histórica (Soto et al, 2019). Los datos periodísticos de fuentes primarias, por ende, brindan un acervo hemerográfico que encuentra su provechosa utilización al tratar aspectos políticos e ideológicos de una determinada sociedad (Moran & Aguirre, 2008) que, sin embargo, no pueden ser analizadas debido a que los criterios del presente estudio deberían apoyarse en otros enfoques metodológicos como el Análisis Crítico del Discurso (ACD) o la teoría psicosocial de las representaciones sociales.
Resultados
La configuración y articulación de las redes migratorias sur-peruanas
La comprensión acerca de las redes migratorias en el sur peruano posee ciertas directrices en común en diversos autores. Jimenez et al (2019) afirman que estas redes se manifiestan bajo una movilidad comercial que se articula en un eje tacno-ariqueño y peruano-boliviano, siguiendo esta línea Delgado y Acosta (2021) argumentan que esta movilidad comercial posee un alto interés debido al constante flujo humano en la frontera entre Perú y Chile, misma idea que defiende Dilla y Alvarez (2018) así como Contreras et al (2017), pues mientras los primeros hacen referencia a un complejo urbano transfronterizo que se sostiene por factores de identidad, de dependencia y algunas geopolíticas entre Tacna y Arica, los segundos sostienen que existe un grado alto de complementariedad entre ambas ciudades que las hace dependientes una de la otra, es por eso que las dinámica económicas, políticas migratorias, brechas sociales y económicas y el desarrollo urbanístico crean un espacio de interrelación en términos comerciales y laborales. Berganza & Cerna (2011) se muestran de acuerdo con esto porque hallan una realidad socio-económica en la zona fronteriza del sur peruano que crea un eje entre las ciudades de Tacna, Arica e Iquique, en donde su proximidad geográfica y la alejada posición de las capitales de sus respectivos países producen una relación intensa ya sea tanto para el transporte de mercancías como de personas. Tapia et al (2017) también apoyan este argumento evidenciando que estas redes se mantienen bajo un contexto socio-geográfico de territorio circulatorio, donde se considera la dimensión socio-cultural de la frontera (límite, la frontera y la movilidad) que requiere de recursos y estrategias de reproducción para aprovechar las disparidades entre ambos territorios. Estas disparidades se traducen en prácticas transfronterizas que lleva a considerar la necesidad de regreso como una etapa más de la migración. Es decir, el fenómeno fronterizo no solamente se puede englobar bajo la etiqueta de “migración”, sino de una movilidad laboral transfronteriza que va de la mano con el tiempo de estadía, es así como se genera un fenómeno social transfronterizo que no requiere necesariamente el cambio de residencia, pero sí una circulación frecuente.
Estas cuestiones no son características singulares del siglo XX y sus migraciones, sino que tal como refiere Valdebenito (2017) la complementariedad entre ambas ciudades proviene desde la época colonial, sin embargo; diversos sucesos acaecidos a nivel nacional reconfiguraron las dinámicas migratorias, en este sentido se habla de conflictos como la Guerra del Pacífico que define nuevos límites geográfico entre Perú, Chile y Bolivia y también se menciona conflictos y crisis, más adelante, entre los 80s y 90s que produjeron un incremento general en la migración peruana externa e interna, que coincide con la fundación de distritos de rasgos migrantes como Ciudad Nueva, Alto de la Alianza y Gregorio Albarracín en Tacna (Ponce, 2018). Además, también se encontró que desde el siglo pasado (XX) estas redes migratorias se mantienen a partir de un desarrollo económico en la zona impulsado por la creación de la Zona Franca en Tacna y Arica, la apertura de minas en ambas regiones, el crecimiento económico y social de Chile también atrajo a mucha población de departamentos colindantes como Puno, posición que defienden Berganza & Cerna (2011). Es por este motivo, que se puede afirmar que las redes migratorias del siglo XX y XXI poseen características peculiares que las diferencian de anteriores flujos migratorios. Piñones et al (2022) y Tapia et al (2017) encuentran que la importancia del sector salud, sea formal o popular, juega un rol importante en la mantención y articulación de las redes migratorias debido a las necesidades particulares de las personas, el no acceso, la falta específica de algunos servicios, variación en el precio de estos o la búsqueda de medicina popular, en otras palabras, se habla de una migración por razones médicas. Por otro lado, Solórzano (2023) hace hincapié y resalta la figura del Estado dentro de la construcción de las redes migratorias debido a que este determina el acceso, permanencia y las diversas formas de asentamiento en los territorios respectivos, además que sitúa a Tacna dentro de un circuito más grande de migración, en donde la ciudad sirve de tránsito para destinos más al sur como Argentina y Chile, siendo que el desarrollo del norte chileno generó una fuerte demanda laboral manteniendo, de esta manera, la dinámica migratoria, aunque también la sitúa dentro de una red migratoria circular basada en el comercio fronterizo, posición que también sostienen Menara et al (2020), ya que evidencian la acogida que realiza Tacna para migrantes en su mayoría de Puno y Lima que buscan cruzar la frontera con dirección a Chile, sin embargo; ambos autores toman direcciones y significados distintos para sus argumentos.
Solórzano (2023) resalta la presencia de un nuevo grupo migratorio en la ciudad de origen venezolano, volviendo a Tacna una ciudad receptora de migrantes que se encuentran expuestos a la xenofobia, esto se produce debido a la imagen estereotipada del migrante venezolano en los distintos medios de comunicación (Revilla, 2024) y por ineficiencias del Estado respecto a la regularidad y legalidad que deben establecer para la población migrante extranjera. Es así como se genera una importancia en la imagen del Estado como generador de integración social a partir de leyes y políticas migratorias que permitan acceder a derechos sociales básicos dentro del país. (Solórzano, 2020). Menara et al (2020) apuestan por abordar temas de género dentro de las migraciones en el sur peruano, pues encuentran que existe una predominante cantidad de mujeres migrantes que poseen razones similares para su movilidad que se manifiestan en la poca oportunidad laboral en su lugar de origen, la falta de formación profesional, la violencia familiar experimentada en sus hogares, siendo muchas de estas madres solteras. Guizardi et al (2017) defienden esta posición y critica la invisibilidad que se le da a las mujeres dentro de los estudios de caso en la literatura de Chile. Afirman, por otro lado, que la construcción de las redes migratorias se evidencia en la cantidad significativa de migrantes de un mismo lugar de origen, siendo que en el norte de Chile la mayor cantidad de migrantes provienen del sur peruano y Bolivia, generando así un “enclave aymara”. Del mismo modo, Guizardi et al (2012) muestran que las redes migratorias, dentro del eje denominado “la triple frontera andina”, se construyen bajo contextos de género, clase social y condición étnica que moldean la situación económica y social del migrante peruano. La condición de género hace referencia al gran porcentaje de mujeres peruanas que asumen una posición familiar que está vinculada al hombre (proveedor económico), pues muchas mujeres migrantes afirman costear la educación de sus hijos, esta condición de género también se visibiliza en los trabajos que desempeñan las migrantes peruanas en el Norte Grande de Chile. La condición étnica es abordada desde la existencia de la discriminación racial que conjuga la identidad étnica con la inserción económica, haciendo que la migración visibilice los discursos hegemónicos para la construcción del estado-nación chileno que, para Iturra (2021), esto se relaciona con la Biopolítica que emprendió el estado chileno para conocer y controlar la vida de la población buscando así discursos que generen divisiones entre lo deseado y lo no deseado (otredad), formando una sociedad de “seguridad” que surge en la época de la dictadura de Pinochet tras la "Ley de Extranjería", es así como resultados de conflictos bélicos decimonónicos pasan a convertirse en conflictos diplomáticos, se genera una asimilación cultural que promueve el ejercicio del poder estatal como el proceso de chilenización, la defensa militar de la frontera colocando minas y explosivos, motivando, de esta manera, discursos de otredad y exclusión para el migrante. Por eso, la persistencia de discursos hegemónicos de la identidad chilena frente al “otro migrante” es heredada, haciendo que la diversidad sea traducida a una marginalidad y cambios en el discurso históricos manifiestos, generando respuestas adaptativas por parte de los migrantes. Asimismo, los hijos resaltan como un elemento que también fortalece las redes migratorias pues son la razón principal de migración o porque se necesitan realizar prácticas de cuidado y maternidad que en muchos casos no realizan las propias madres. (Jimenez et al, 2024).
Asimismo, Ponce (2018) analiza características culturales, sociales y de identidad presentes dentro de las migraciones de finales del siglo XX e inicios del XXI en el sur peruano, sobre todo en Tacna, este autor apuesta por una dinámica migratoria que se caracteriza por una dicotomía identitaria en donde existe una disparidad de poder entre los distintos grupos asentados en la ciudad quienes presentan diferencias culturales, étnicas y físicas o no. Es por eso que se menciona redes de solidaridad migratorias muy endebles, limitadas y fragmentadas en las primeras oleadas migratorias, aunque esto no significa un nulo capital cultural y social dentro del migrante, esta realidad sufrirá una transformación a partir de la fundación del distrito de Ciudad Nueva (1992), pues se empieza a reconocer un origen en común asociado a la cultura aymara y a la condición de migrante, de este modo la organización colectiva sirve como herramienta para la supervivencia. Defendiendo esta postura, Pastor (2018) reconoce la existencia de discursos de otredad dentro de la percepción de la migración andina por parte de la “población tacneña neta”, frente a los “residentes puneños” que son categorizados como los otros. Ambos grupos persisten y resisten bajo una memoria cultural e histórica en común y la reproducción de sus manifestaciones culturales, respectivamente.
La construcción identitaria del migrante en contextos fronterizos
Los resultados sugieren que la construcción identitaria del migrante es un proceso que se transforma y moldea de acuerdo a su inmersión progresiva a la realidad fronteriza donde, a partir de las experiencias familiares pasadas o presentes y sus vínculos interpersonales-familiares, esta idea de identidad (pertenencia a un grupo) se irá transmitiendo entre las distintas generaciones de migrantes. La problemática se puede abordar desde factores económicos, sociales y políticos, esto depende del enfoque propuesto por los diversos autores. Piñones et al (2022) hablan de un “saber circular fronterizo” promovido por las experiencias de migrantes en temas de alojamiento confiable, por ejemplo, que se fortalece por lazos familiares o de compadrazgo en los diversos grupos. Con respecto al factor comercial, Jiménez et al (2019) abogan por la práctica generacional de algunas actividades comerciales como el traspaso de mercancía en la frontera que al poseer normas que la vuelven ilícitas, en algunos casos, es necesario generar estructuras familiares que en concordancia motivan a la migración, posición que también favorece Dilla y Alvarez (2018) al mencionar el famoso “comercio hormiga” y Guizardi et al (2017) al hablar de un proceso menos pesado y con mayor probabilidad de alcanzar estabilidad económica en migraciones intrafamiliares. Del mismo modo, Berganza & Cerna (2011) concluyen que Tacna y todo el eje fronterizo atraen constantemente a población que está en busca de oportunidades económicas y laborales y esto se evidencia en la constante migración proveniente de zona andina hacia la ciudad que se rastrea ubicuamente desde la segunda mitad del siglo XX, pues a partir de estos años ya se habla de distritos, asociaciones y pueblos jóvenes creados a partir de invasiones constantes y formas de asociación con presencia mayoritaria de migrantes, idea que también defiende Valdebenito (2017), pero no solo le da un alcance nacional, pues también encuentra estas dinámicas en el norte de Chile. Esta idea es desarrollada más a fondo por Guizardi et al (2017) al expresar que las experiencias demarcan fundamentalmente el imaginario futuro migratorio de las personas, es así como muchos deciden migrar debido a que crecieron o se formaron en procesos migratorios urbano-rurales en sus lugares de origen. Este proceso migratorio a priori también moldeará las expectativas y “sentimientos de éxito” dentro de su condición de migrante, por ejemplo, para Guizardi & Garcés (2012) la precariedad en las condiciones de vida en el lugar de origen puede “facilitar” la aceptación de espacios laborales también precarios. Sin embargo, Jimenez et al (2024) incluyen experiencias previas, ya no de migración específicamente, sino familiares, es por eso que el nacimiento de hijos o la necesidad de salir de condiciones de vida miserables generen una movilidad transfronteriza, es decir, interconectada. Tomando este concepto de transfrontericidad se relaciona a las experiencias con la facilidad de algunas prácticas socio-culturales en la frontera, donde no se busca específicamente el asentamiento en el territorio de destino, sino el aprovechamiento de las prácticas que se muestran positivas en contextos fronterizos, generando así todo un saber o conocimiento popular para poder migrar, "el saber migrar". (Tapia et al, 2017).
Por otro lado, Contreras et al (2017) aborda matices más económicos para la construcción identitaria reflejada en sus prácticas sociales fronterizas, afirma que el mayor flujo migratorio se da en dirección hacia Chile por motivos laborales o comerciales, siendo los rasgos peculiares de estos migrantes provenir de distritos tacneños poblados en su mayoría por migrantes andinos, produciendo una “migración en cadena”, término que toma Acosta (2023) a modo de explicar la creación de contactos y lazos migratorios entre familiares que facilita la obtención de trabajo y alojamiento, lo que genera, en consecuencia, un incremento demográfico. Dando mayor visibilidad a la mujer, Menara et al (2020) hace referencia a que en su mayoría las migrantes féminas vivieron con anterioridad procesos migratorios internos en su país de origen (Perú), específicamente del campo a la ciudad, además que el autor encontró que muchos motivos para la elección del país de destino se relacionan con una red familiar presente con anterioridad en dicho país (Chile), además que la cercanía permite que el migrante vaya y regrese constantemente. Sin embargo, la realidad del migrante venezolano es totalmente distinta, debido a que sus razones de migración son más políticas, siendo la primera generación en migrar hacia otro país no cuentan con la misma red familiar que garantice trabajo y una economía estable, por lo que dicha población padece de estereotipos y prejuicios que los aíslan más de la sociedad, es por eso que, para la comunidad venezolana, según Solórzano (2020), las experiencias asumen un rol causal, pero solamente en algunos casos, para esto se debe partir de la categorización del migrante venezolano en dos tipos: los regularizados y los ilegales. A partir de entrevistas realizadas por el autor a algunos residentes venezolanos en Tacna se puede asociar que la mayoría de regularizados son aquellos migrantes que llegaron primeros y que estos al poseer cierto tipo de estabilidad económica deciden traer a sus hijos y familias en busca de un "mejor futuro". Ponce (2018) y Pastor (2018) concuerdan en sus argumentos debido a que ambos mencionan la relación existente entre migrantes pioneros y migrantes recientes en la ciudad siendo las experiencias de los primeros las que fortalecen y crean redes y comunidades de parentesco que motivan a futuras oleadas migrantes dentro de la ciudad que facilitan el establecimiento y adaptación en el lugar de destino. De este modo, se identifica hasta tres oleadas migratorias en todo el siglo XX e inicios de XXI siendo cada de una estas determinantes para la fundación de nuevos distritos.
Influencia de las actividades comerciales y las oportunidades económicas regionales en las dinámicas migratorias
La realidad comercial de las ciudades fronterizas de Tacna y Arica motiva a que las redes migratorias estén estrechamente relacionadas con las oportunidades económicas teniendo una relación de causa-efecto según Contreras et al (2017), debido a que Tacna es una ciudad que vive exclusivamente del comercio, el debate académico posee diversos argumentos respecto a los aspectos que la impulsan. Jimenez et al (2019) manifiesta que este flujo comercial se debe a tratados de libre comercio y la apertura de Zona Franca en Tacna, Arica e Iquique, sin embargo; el análisis cuantitativo de Delgado & Acosta (2021) sugiere que las oportunidades económicas no están relacionadas con la Zofra Tacna, siendo que los productos que ingresan bajo esta modalidad solo corresponden al 35 % de las importaciones de las cuales casi el 90 % le pertenece a las bebidas alcohólicas, demostrando así otras formas de comercializar en la ciudad.
Dilla y Alvarez (2018) hacen una diferenciación entre las actividades económicas realizadas por migrantes producto del comercio tanto en Tacna como en Arica. Berganza & Cerna (2011) y Guizardi et al (2017) concuerdan al manifestar que las oportunidades económicas son influenciadas por la misma realidad del migrante que en su mayoría no posee una calidad educativa de calidad, relegando sus oportunidades laborales a puestos de trabajo no calificados o subcalificados. Mientras que los migrantes peruanos hacia Chile se dedican al trabajo en zonas agrícolas, en construcción, en áreas domésticas o la compra de vestimentas de segundo uso, el migrante chileno hacia el Perú realiza actividades relacionadas a un turismo comercial comprando bienes y recibiendo servicios a los que ellos acceden con facilidad por su posición económica. Jimenez et al (2019) hace énfasis en la dinámica de la venta de vestimentas de segundo uso en ferias informales y ambulantes en la ciudad de Tacna que crean un circuito independiente de la economía local, pues generan otros puestos de trabajo independientes como la venta de comida, servicios de transporte, etc. Para Tapia et al (2017) se pueden diferenciar dos tipos de prácticas: productivas y reproductivas, según la encuesta realizada por las autoras, las productivas se realizan más en el eje Tacna-Arica (36 %), mientras que las reproductivas en el eje Arica-Tacna (39 %). Entre las prácticas productivas podemos encontrar las siguientes: remuneradas (trabajos con contrato formal o informal), independientes, laboral comercial (compra de productos en un lado para venderlos en el otro), in between (transporte) y de temporada (trabajadores estacionales de campo). Mientas que dentro de las reproductivas encontramos: turística (gastronomía, recreación), por salud (la razón más común), asuntos personales (visita de familiares, aunque en muchos casos esto se manifiesta en personas que buscan trabajar sin ningún permiso legal). (Tapia et al, 2017)
A su manera, Piñones et al (2022) resalta el papel que tiene la medicina dentro de las dinámicas migratorias y de trabajo, debido a que existe un consumo masivo de servicios médicos por parte de chilenos en hospitales y clínicas privadas, así también como la búsqueda de medicina tradicional por parte de esta misma población y también la andina, en donde la relevancia del curandero o la misma mantención de las costumbres atraen a muchos a Tacna.
No es casualidad que se migre a Chile de forma constante desde finales de la década pasada, pues tal como menciona Acosta (2023), este país goza de una relativa estabilidad económica y laboral que atrae a muchas poblaciones colindantes, ideas que también asumen Berganza & Cerna (2011) al especificar que el mejor desarrollo económico y social chileno permitió una mayor capacidad y profesionalización de las personas, generando espacios laborales en trabajos no calificados como la construcción y la agricultura. Todo lo mencionado demuestra que ambas poblaciones intercambian constantemente el rol de demandante y ofertante (Valdebenito, 2017), siendo los indicadores comunes el turismo comercial, la migración andina y la atracción laboral y económica en Chile, posición que también defiende Menara et al (2020), al referir que son los actores quienes han cambiado, mientras que la estructura comercial sigue manteniéndose desde el siglo XVII. Para Berganza & Cerna (2011) las redes migratorias del siglo XX y XXI se articulan principalmente con la zona rural de Tacna o de departamentos contiguos como Puno, Arequipa y Moquegua, migración que ha reconfigurado la realidad económica, social y política generando disparidades y diferencias, siendo esa la razón del término “tacneños netos”, en contraposición de la población migrante de Puno quienes manifiestan ser discriminados por ser de origen andino y por su condición de pobreza. Característica que también se evidencia en la migración de mujeres en Arica debido a que su inserción laboral solo se limita, en su mayoría, a trabajos domésticos donde se sufre la mayor carga discriminatoria y de sueldos bajos (Guizardi & Garcés, 2012), que para Iturra (2021) esto se debe a las biopolíticas estatales chilenas que generan un nicho laboral excluyente. Sin embargo, esto se contrapone con el hecho de que estás migrantes regresan constantemente a su lugar de origen o a la ciudad peruana más próxima (Tacna) donde sí son ciudadanas y acceden a servicios básicos, por lo que se evidencia que las regiones chilenas constituyen solamente su espacio laboral.
Es importante mencionar el rol que juegan las diferencias dentro de las oportunidades económicas, pues estas también delimitan las influencias de las redes migratorias. Ponce (2018) menciona una limitación a partir de las condiciones de superioridad y privilegio de la población residente en Tacna debido a una repartición desigual del poder que se manifiesta en el control social, esto crea razones sociales a las oportunidades económicas que distribuyen a la población en dos grupos: los marginalizados y los establecidos, en donde estos últimos se apoderan de cargos públicos en instituciones locales, consejos municipales, parroquias, etc., mientras que relegan a ser mano de obra "barata, temporal y transitoria" a los marginalizados. Sin embargo, Pastor (2018) manifiesta que a partir del 2007 se da una afirmación del migrante en la ciudad, pues el censo del mismo año demostró que el 30 % de la PEA en Tacna tiene madre nacida en Puno, siendo los distritos de Gregorio Albarracín y Ciudad Nueva los distritos más concurridos de familias migrantes, quienes en su mayoría se desempeñan en trabajos no calificados y ambulantes, obreros, trabajos agropecuarios y pesqueros, esto manifiesta que las ocupaciones trascienden a través de grupos generacionales. Sin embargo, se resalta también a Gregorio Albarracín como el distrito con mayor porcentaje de trabajadores y administradores públicos con madre puneña. Esto evidencia también el afianzamiento laboral y económico en la ciudad. Mientras que en distrito de asentamiento de primeros migrantes andinos (Alto de la Alianza, Leoncio Prado, Natividad, etc.), destacan las ocupaciones de trabajadores de servicios personales y vendedor de comercio y mercado.
Por otro lado, la población venezolana, no cuenta con muchas oportunidades laborales según Solórzano (2023), esto debido principalmente a la marginación y estereotipos que existen respecto al migrante venezolano considerándolo en general menos trabajador que el peruano, las mujeres poseen estereotipos más sexuales, calificándolas muchas veces de meretrices y liberales. Los hombres son definidos como borrachos y problemáticos, aunque es necesario mencionar que los resultados de las encuestas realizadas por el autor en el 2018 en la ciudad de Tacna ofrecieron visiones más positivas de la población migrante de Venezuela. Estas percepciones parten en muchos casos de prejuicios que genera barreras para la socialización con los migrantes, lo que a su vez les priva de diversos trabajos, en muchos casos se dedican al autoempleo (emprendimiento). Solórzano (2020) también muestra que ni las leyes migratorias ni las laborales favorecen a la inserción del migrante venezolano en el país y, por ende, Tacna. Las leyes del trabajo en Perú no favorecen enteramente a los migrantes al darles sueldos más bajos que a un peruano promedio, lo que desalienta la decisión de un trabajo formal. Por otro lado, la realidad tacneña demuestra que existe un alto porcentaje de población ocupada en la ciudad, sin embargo, en su gran mayoría se encuentran en condición de informalidad o de subempleo (trabajo fuera o por debajo de su cualifación profesional). Se debe de considerar también que la población migrante que llegó al Perú con más intensidad a partir del 2017 no poseían niveles de vida altos en su país de origen, por lo que la necesidad de acceder a un trabajo era urgente relegando a segundo plano la exposición a la explotación laboral (Solórzano, 2020).
discusiones
En este trabajo se presentan las diversas formas en que las migraciones producidas a partir de la segunda mitad del siglo XX en el sur peruano, que encuentra su auge a finales del mismo siglo, crearon y desarrollaron redes y lazos migratorios que se relacionan con experiencias previas de migración, las cuales se alimentan del gran foco comercial que representa la costa sur peruana caracterizada por tener una realidad transfronteriza (Dilla y Álvarez, 2018), es decir, bajo un contexto socio-geográfico de territorio circulatorio. Se comprende primero que, la actividad comercial entre las ciudades de Tacna y Arica cuenta con un pasado en común muy definido, debido a que desde la época colonial ambas ciudades poseen actividades de arriería que más tarde evolucionarían en actividades comerciales, sin embargo, las formas en las que se desarrollaron y los propios actores cambian con el paso del tiempo, moldeando, de este modo, la realidad socio-económica de la región.
Esta realidad socio-económica se verá influenciada por las migraciones ocurridas en el siglo XX, específicamente en la andina, según Pastor (2018) y Berganza & Cerna (2011), debido a que las regiones fronterizas de Tacna y Arica generarán nuevamente un foco de atracción comercial manifestado en la modernización de Tacna impulsada por el gobierno de Odría y la apertura de minas en ambos lados de la frontera, lo que motivará la primera ola migrante andina. La atracción comercial fronteriza entre Perú y Chile se mantendrá a lo largo de todo el siglo XX e inicios de XXI, motivo por el cual surgen redes migratorias que facilitaron la adaptación y desarrollo de nuevos migrantes del mismo origen dentro de la región transfronteriza. Estas redes migratorias impulsaron un incremento demográfico dentro de la ciudad generando que poco a poco se asienten y afiancen tanto su poder político como cultural, en un inicio marginado, a través de la creación de sus propios distritos (Ponce, 2018) y la toma de cargos políticos públicos (Pastor, 2018). El resultado de este afianzamiento es producto del fuerte acaparamiento de la actividad comercial en el migrante andino que posee a priori experiencias de migración y el desarrollo de prácticas comerciales (Menara et al, 2020), lo que facilita su desenvolvimiento y permite crear redes migratorias basadas en lazos familiares, de compadrazgo y patronazgo que en su mayoría se dan por motivos laborales, razón por la cual, en paralelo, se construye una identidad del migrante; existe una oferta laboral bastante grande, aunque esta se caracterice por no necesitar profesionales o mano de obra calificadas. Por otro lado, la realidad socioeconómica del migrante venezolano es totalmente distinta, con una estructura y dinámica comercial previamente transformada por la migración andina aimara, en donde este nuevo migrante al poseer prácticas culturales totalmente diferentes a la peruana (Ponce, 2018), sufre de estereotipos y prejuicios, discriminación que se intensifica con su imagen dentro de la prensa que los categoriza, debido a que sus contenidos informativos “facilitan y confieren el sentido de las conductas y el entendimiento de una realidad auto referida” (Soto et al, 2019)
En relación con nuestros resultados, se ha encontrado una marcada posición respecto al fuerte vínculo entre las actividades comerciales y las redes migratorias, y en menor cantidad la laboral. Por otro lado, existe una discusión en torno al rol que cumple Tacna dentro de dinámicas más micro o macro de migración sea laboral o comercial como se mencionó antes. Autores como Acosta (2023) distingue hasta tres tipos de migración dentro de las cuales se encuentra presente Tacna. En una migración económica, Tacna adquiere un rol de atracción laboral; en una migración transfronteriza, Tacna se vuelve parte de una dinámica comercial circular, mientras que, para una migración en cadena, Tacna significa una gran oportunidad de desarrollo económico a largo plazo. Aunque Solórzano (2023) y Menara et al (2020) advierten de un rol de ciudad transitoria en Tacna que se vuelve parte de una ruta migratoria más grande hacia ciudades como Santiago o al Norte Grande de Chile (Guizardi & Garcés, 2012). En donde las comunidades de migrantes peruanos se incrementaron a finales del siglo XX, estos migrantes se enmarcan en una compleja y constante marginalidad y discriminación que los lleva a invizibilizar sus costumbres familiares andinas, que para Iturra (2021) esto se debe a la Biopolítica del Estado de Chile de generar un aura de otredad en el migrante.
Algunas contradicciones también se hallan dentro de la literatura revisada, esto debido principalmente a la implicancia que juegan la creación de algunas instituciones que facilitan o no (ahí el debate) el comercio transfronterizo. Jimenez et al (2019) refiere a la creación de la Zona Franca de Tacna como agente impulsor del comercio, sin embargo, Delgado & Acosta (2021) muestran de que la actividad comercial realizada a partir de la Zofra Tacna solo corresponde al 35 % del comercio en la ciudad siendo acaparada por la compra y venta de bebidas alcohólicas.
Un patrón encontrado en la literatura corresponde al fuerte afianzamiento de la población migrante aymara en las dinámicas comerciales transfronterizas de la realidad entre Tacna y Arica, que han encontrado en ellas oportunidades laborales y económicas debido a las experiencias de comercio en su zona de residencia, así también como la mantención y fortalecimiento de sus redes migratorias.
Algunas implicancias teóricas que se manifiestan en la literatura acerca del tema en cuestión radican en la consideración de la frontera entre Perú y Chile como transfronteriza que se entiende como una serie de relaciones espaciales, sistemáticas y temporales entre poblaciones que se encuentran en países diferentes donde los habitantes de ambos se consideran mutuamente necesarios. Esto deviene en prácticas transfronterizas que introduce al retorno como una etapa más de la migración y sustentando el accionar en múltiples identidades y formas de pertenencia no ancladas ni al lugar de origen ni destino, lo que demuestra la existencia de nuevas formas de migrar donde se observan un aumento y densificación de las redes internacionales y de la circulación de bienes y servicios que denotan la existencia de movimientos que no implican un asentamiento en el lugar de destino (Tapia et al, 2017). Otro aspecto que también aborda la teoría está centrado en la relación entre la migración y la economía, que, en el caso específico del sur peruano, esta es entendida bajo una migración en cadena (Acosta, 2021) que se define como la creación de redes familiares-sociales dentro del proceso migratorio.
Sin embargo, el abordaje teórico más complejo se encuentra relacionado con cuestiones identitarias y de sentidos de pertenencia que la migración articula con flujos culturales, de costumbres y sociales el cual es denominado como la “aymarización de Tacna” en la región. Es así como la población residente puneña desarrolla una identidad a modo de comprender quiénes son y quiénes son los demás, una construcción simbólica que se hace en relación a un referente, que llega a ser siempre un proceso inconcluso, es decir, se encuentra en constante construcción y sujeto a cambios sociales (Pastor, 2018). Por lo que el proceso migratorio puneño coloca a las dos partes, residentes y migrantes, en un nuevo escenario donde se reformulan ambas identidades con base en sus diferencias. Por lo tanto, la lucha donde la finalidad es la superposición de una cultura sobre otra, en un espacio determinado, se vuelve una causa para la síntesis de estas dos. Pastor (2018), también menciona a la etnogénesis, que se entiende como el proceso de un grupo para considerarse étnicamente distintos frente a otros, donde la comunidad indígena se identifica como “originaria” afianzando sus diferencias frente a la sociedad “criolla” y así reconstruir la identidad precedente en la ciudad.
Esta misma complejidad dentro de la teoría acerca de la identidad migrante en Tacna genera muchos vacíos teóricos en la literatura. No existen estudios comparativos que aborden las dinámicas migratorias presentes en las migraciones andinas y venezolanas que se incrementaron en la segunda y tercera década del siglo XXI, esto limita la comprensión y análisis de la formación identitaria del migrante en una región que se caracteriza por su dinamismo comercial y flujo comercial constante. Tampoco existen estudios específicos de cómo se desarrolla el proceso de asimilación de la migración puneña por parte de la población residente en su periodo inicial o por lo menos estos no son tan esclarecedores y definitorios, es decir, no existe aún un cómo se produce el afianzamiento tan repentino de la población migrante en casi todos los aspectos, sean administrativos, políticos, culturales, etc., Siendo estas las áreas que requieren mayor investigación.
CONCLUSIONES
En respuesta a las preguntas de investigación planteadas:
Las redes migratorias se construyen a partir de una realidad transfronteriza presente en el sur peruano que se caracteriza por su constante actividad comercial en donde las poblaciones tanto del sur peruano como del norte chileno poseen cierto grado de complementariedad, que no quiere decir sean autárquicas, sino que son una dinámica local impulsada por un comercio de alcance local. Por otro lado, estas redes migratorias se mantienen debido a las oportunidades laborales y de desarrollo social que ofrece el contexto tacneño que se caracteriza principalmente por la venta de bienes y servicios y el comercio informal de frontera. Aunque, la nueva ola migrante de origen venezolana, colombiana y haitiana evidencian la difícil realidad y marginación que se vive al no poseer redes y lazos migratorios definidos dentro del lugar de destino. Además, que una cultura y prácticas sociales diferente, pueden traducirse en el peor de los casos en actos de xenofobia que incrementan aún más la exclusión social de los nuevos grupos migrantes.
La construcción de la identidad del migrante en contexto fronterizos se relaciona directamente con sus experiencias interpersonales-familiares de migración, debido a que influyen significativamente en las decisiones para futuros grupos migrantes, generando una identidad grupal generacional a partir de una migración en cadena, esto explica por qué muchos migrantes ya poseen con anterioridad una experiencia de movilización migratoria por parte de sus padres, aunque esta se da internamente del campo a la ciudad. Por otro lado, la misma existencia de redes migratorias explican la estrecha relación entre experiencias y decisiones, debido a que son los migrantes pioneros quienes motivan, ayudan, promueven a partir de estos lazos migratorios, en su mayoría familiares y comunitarios, a que nuevos migrantes puedan asentarse en la región, escenario que no sería posible si es que no existiera un afianzamiento económico e identitario (cultural) de los migrantes pioneros.
Las redes migratorias se articulan con las oportunidades económicas en el sentido de que son las primeras consecuencias directas de las segundas. Es decir, es la actividad comercial en la frontera la que promueve principalmente las oportunidades económicas y laborales en la región, pues son los mismos migrantes quienes se dedican a prácticas como el comercio hormiga, el contrabando, servicio de transporte de personas, cosechas y mercadería. A nivel más local, se crean espacios en donde las oportunidades económicas también florecen como es el caso de las ferias ambulantes informales en donde se comercializa en su mayoría productos de segunda mano de origen americano. Todas estas prácticas económicas en una realidad fronteriza generan una amplia búsqueda de espacios laborales que atraen a migrante de origen andino que tras reconocer cierto grado de estabilidad y afianzamiento en la región deciden asentarse de forma permanente, creando así zonas de vivienda precarios en un inicio como asentamientos humanos o pueblos jóvenes que se convertirán, a partir del fortalecimiento de las redes migratorias con las actividades comerciales en la región, décadas después en distritos de origen netamente migrante como lo son Alto de la Alianza (1984), Ciudad Nueva (1992) y Gregorio Albarracín (2001), y en época más reciente la zona de Viñani, que si bien es parte del último distrito mencionado, este se caracteriza por aún encontrarse en un proceso de desarrollo urbanístico.
En el Perú, la compresión de una realidad fronteriza relacionada con la migración y el comercio sirve de mucho, pues aporta valiosamente a la comprensión macro de las migraciones internas dentro del país y también dentro de la propia Tacna, pues como vimos existe un contexto ubicuo de migrantes que se adueñan del comercio como los italianos en el siglo XIX y los criollos en toda la época colonial. A futuro puede ayudar a comprender el afianzamiento y desarrollo de un grupo dominante en todos los aspectos en la ciudad de Tacna, pues la revisión sugiere que este grupo de migrantes andinos se mantienen en un constante crecimiento demográfico, aunque en menor medida en comparación con finales del siglo XX. En la práctica política, los hallazgos encontrados tras la revisión de la literatura manifiestan que es posible promover un entorno libre de discriminación y exclusión frente al migrante, pues esto solo genera discursos xenófobos y racistas que lo único que motivan es la marginación de un grupo dentro de la sociedad limitándose así su desarrollo social, cultural, económico y político principalmente.
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